· Rhite Whino - Stig of the Dump
No lo suelo aceptar, pero tengo tres debilidades gigantes. Tengo muchísimas más, vamos a dejarlo claro, pero esta vez vamos a hablar sobre qué me atrae, o qué me rompe los esquemas, o qué me hace irme a casa pensando la excusa para volver a juntarnos.
La primera no hace sentido, pero lo hace para mi. Nunca nadie lo ha entendido. Siempre que lo cuento genera risas y caras de "qué?". Ahora que te da curiosidad, te lo cuento.
Las gafas me vuelven loco. Gafas de ver. Las cuadraditas grandes esas que se empañan fácilmente. Las que se acomodan con un dedo sobre la nariz y te regalan una mirada sonriente, curiosa y avergonzada, como si no fuese lindo verlo.
No sé de dónde vendrá esto. Mi mamá no lleva gafas y se dice que tendemos a buscar parejas que se parezcan a nuestras madres. Hace y no hace sentido a la vez. Puede ser que venga de la costumbre: mis novias siempre han tenido gafas. Gafas bonitas, de las grandes que se empañaban cuando les dabas un beso, o les traías el café.
Capaz es esa sensación de seguridad lo que te atrapa, el agridulce sabor del saber que si tiene gafas va a funcionar por el recuerdo de historias pasadas.
Mi segunda debilidad hace más sentido. Esta va a ser más general, pero la voz me remueve por adentro como si apretaran mi restart. Es el detonante de mis planes y la mejora de mis placeres. Es el equipo perfecto de unos labios expresivos con comisuras llamativas, grandes; impresionantes cuando se tiñen de rojo y bailan su propia sonido.
Imaginen desde la perspectiva distraída de mis ojos centrados en el mástil de mi guitarra, cuando la voz se levanta sobre mis notas para unir todas las ideas que quería expresar y, por sobre todas las cosas, hacerlo lindo. Claro que me voy a saltar un tiempo. Cómo no me voy a distraer.
Usar mis manos, tocar esos labios desde el centro hasta el extremo con las manos apoyadas sobre el el cuello. Recorrerlos con mi pulgar y apreciar la distorsión que hago poniendo esa miqueta de fuerza mientras siento en la copa de mis dedos salir el aire que se respiro en algún momento. Sale más fuerte y despacio; se aprecia el cambio de velocidad del circuito de aire de tu cuerpo. Está confundido, no sabe cómo salir. El aire está confundido, vos sabés perfectamente lo que está pasando.
Mi tercera debilidad es la más poderosa. Ésta controla todo. No todo es la mirada protegida por tus lentes, o el tono de voz que salga de los labios rojos penetrantes que hablábamos antes. Si de esa voz linda y esa mirada no sale algo interesante, algo divertido, o algo que me haga pensar que vos sabes cosas que yo no sé, todas las otras dejan de existir.
Todo el mundo sabe cosas que yo no sé. Por suerte, las cosas son así. De todas formas, las hay que quieren demostrarlo, y las hay que no. No me hables de los zapatos de esa, de la cara que te puso la otra, o cuántas copas te tomaste la noche anterior. Hablame de sueños, de ideas, de cosas imposibles. Dame pie para que diga cosas que no haya dicho jamás. Haceme pensar y poneme en aprietos. Poneme nervioso con preguntas que no sepa y tenga que improvisar. Mostrame como tu curiosidad se come tu conformismo, y como estás abierta a aceptar que lo que vos sabés que está mal.
Mentime también, hay una parte de mi que lo disfruta. Usá el sarcasmo hasta el punto que no entienda nada y tenga que comerme mi orgullo para pedirte una guía para volver a la conversación.
Mentime también, hay una parte de mi que lo disfruta. Usá el sarcasmo hasta el punto que no entienda nada y tenga que comerme mi orgullo para pedirte una guía para volver a la conversación.
Jugá conmigo, no tengo problema. Aceptá que lo haga yo con vos. Dejame que me ría de tus defectos hasta el punto que te olvides de que era una debilidad.
O quizás no, quizás no tenés que hacer ninguna de éstas. Capaz me enseñás otra actitud o gesto que me gusta que no tiene nada que ver con todo esto. Pero me vas a enseñar algo, y ese es el punto al que quería llegar. Que el tiempo que estemos juntos no sea en vano, quiero llevarme algo de esto. Quiero cuestionarme más. Culpate de esto, va a estar bueno.
O quizás no, quizás no tenés que hacer ninguna de éstas. Capaz me enseñás otra actitud o gesto que me gusta que no tiene nada que ver con todo esto. Pero me vas a enseñar algo, y ese es el punto al que quería llegar. Que el tiempo que estemos juntos no sea en vano, quiero llevarme algo de esto. Quiero cuestionarme más. Culpate de esto, va a estar bueno.
A mi esto me vuelve loco. Son pasiones sostenidas con argumentos. Piensen en los suyos ahora, seguro que se atascan tanto como yo.
S
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